lunes, febrero 16, 2004

BIG IN JAPAN



Todo en la película da sensación de enormidad y grandilocuencia, un gran hotel con grandes ventanales, desde donde se ve una gran ciudad vertiginosa y anónima. Bob Harris(Bill Murray) es un gran actor estadounidense que es todavía más grande en Japón, donde cobra la gran suma de dos millones de dólares sólo por filmar un comercial de whisky. La grandilocuencia del actor es también física (es por lo menos dos cabezas más grande que la media japonesa) y psicológica, ya que está pasando por una gran crisis de los 50, con 25 años de casado y dos hijos. Esa gran crisis empeora en una ciudad con otro idioma y otros horarios y donde Harris pasa las noches en vela tomando whisky y fumando puros en el bar del hotel.
A través de esos grandes ventanales es donde la pequeña Charlotte(Scarlett Johansson), que pasa los días sola sin su marido un fotógrafo adicto al trabajo, pierde su mirada en el gris infinito de las calles y edificios de Tokio y se convierte a la vez en la mirada de Sofía Coppola que encuentra en esos ojos, dulces y melancólicos, el tono justo para su película.
Que los opuestos se atraen no es ninguna novedad, por eso Bob el gran actor millonario con una gran carrera a sus espaldas y Charlotte la pequeña estudiante de filosofía que no sabe que hacer de su vida y menos de su futuro, se encuentran en esta ciudad de luminosas marquesinas que invita a perderse como en un gran bosque de metal entre salas de videojuegos, modernos bares y hasta un karaoke donde sucede una de las escenas más logradas del film, con Harris cantando “More than this” el clásico de Roxy Music, mirando a los ojos a Charlotte y diciéndole “más que esto, vos sabes que no hay nada”.
"Lost in translation" tiene una profundidad conmovedora y muy personal. Alejada de los típicos cliches hollywodenses, de la verborragia atolondrada y atropellante, Coppola construye una cuidada e indestructible estructura narrativa a base de silencios y miradas. Miradas cómplices, sarcásticas, a veces enojadas o simplemente felices de estar juntos y saber que más que eso, no hay nada.

Lost in translation(Perdidos en Tokio)
En los mejores cines.
Dvd: cinema records 30 dolares, Parque Rivadavia 20 pesito.

1.Decí whisky.
2.Yo no sé que me han hecho tus ojos.



viernes, febrero 06, 2004

JAZZ IN RIO

Estas fotos se dieron en mi primera y por ahora única visita a Río de Janeiro, para el TIM festival donde tocaron White Stripes, Lambchop, Súper Furry Animals, Gotan Project, Public Enemy, etc...
Luego de terminado el Festival, con el fiasco de Súper Furry Animals quienes solo tocaron el último disco(Phantom Power) y por momentos convirtieron la carpa en un boliche de la costanera porteña, disfrutado infinitamente con White Stripes y comprobado que NO usan bajo, habiendo conocido Copacabana, tomado mucha caipirinha, visitado Barbarella(quienes conocen Río saben de que hablo, je). Sí, todo lo obvio lo cumplí a rajatabla, me falto conocer el bar donde Vinicius escribió Garota de Ipanema y subir al corcovado y completaba la ficha de lugares comunes. Bueno luego de playas, alcohol, puterios, festivales y demases decidí volver a un pequeño barsito a dos cuadras del hotel donde había pasado una agradable velada de Bossa Nova hacía pocos días. Esta vez me encontré con un sexteto de free jazz que sonaba muy bien a pesar de que las condiciones acústicas del lugar(bastante pequeño) no eran las mejores. Me acomode en la última mesa del último rincón ya que esta vez, al contrario de la anterior, el “restó”(sic) estaba atiborrado de gente. Pero por suerte mi condición de Fotógrafo(jeje, que cara dura) me dio una posición privilegiada.
El sexteto estaba formado por guitarra eléctrica, bajo eléctrico, batería y un trío de vientos excepcional constituido por saxo, trompeta y trombón, también participó un guitarrista invitado pero siempre mantuvieron la formación de sexteto. Lo mejor fue que no hicieron standards, sólo free jazz del mejor, con tres vientos a pura polenta y creatividad, el bajista que a pesar de tocar un bajo eléctrico y no un contrabajo supo hacerse un lugar y hacer notar su presencia, un baterista siempre correcto sin afán de fama y notoriedad a base de fuertes golpes y artilugios innecesarios, actitud que muchos bateristas argentinos deberían imitar y dos guitarristas(cada uno en su turno) que le daban colores distintos a este jazz absolutamente libre y desenfrenado.
Mi visita a Río de Janeiro terminó en una especie de pequeño parque Rivadavia, pero sólo de cds y vinilos donde compre algunos discos de Os Mutantes(rigurosa pronunciación mutanchis), Ze Ramalho, Sergio Méndes & Brasil 66. Hasta un par de los Beatles a buen precio y en buen estado y París de Supertramp. Ya en Buenos Aires me enteré que los hermanitos White compraron un vinilo de Ellis Regina a 100 dólares, que podrían haber conseguido como muuuuy caro a 50 reales, 50 pesitos vieja. Aunque no creo que esto le importe mucho a los millonarios Jack y Meg.

Me perdí a la cantante de Portishead Beth Gibbons, a Mcoy Tyner y a Lambchop que según me contó otro argentino presente en el evento(estamo´ en todo lado estamo´) los brasileros se iban a ver a una banda nacional Los Hermanos(adquirí un cd de ellos por tres pesos en calle corrientes y no valen más que un attaque 77 o un autenticos decadentes melosos) y dejaban la carpa de Lambchop. Perdónalos señor, no saben lo que hacen.
Todavía me esperaban 43 horas de viaje.

*foto 1: guitarrista invitado, con cara de “cómo disfruto del jazz” y de “ya me baje como 14 caipiriñas”.
*foto 2: Mingus un poroto.
*foto 3: Lo que el viento se llevó (ya sé es malísimo).
*foto 4: baterista digno extra en alguna película de jazz con escenario en el blue note neoyorquino.
*foto 5: Sexteto a pleno, bueno casi, falta el batería.